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lunes, 3 de enero de 2011

«Si la luz sube lo que un café, ¿las pensiones suben como un azucarillo?»

ADOLFO A Coruña
Fecha de publicación: 2/1/2011
Adolfo pasea por A Coruña con su perro
Adolfo (58 años) es de los que tampoco aventuró nunca, ni en sus peores pesadillas, que se acabaría viendo como se ve. Con una prolongada y diversa vida laboral, este ourensano que se afincó en A Coruña pudo armar una familia y comprar dos pisos. Pero ahora, en la última parte de la historia, se ve sin trabajo, con enormes dificultades para conseguir uno, divorciado y solo. Al menos, como él dice, pudo comprar los pisos. En uno vive él y en otro su mujer.
Su último empleo fue como camionero para una empresa que un mal día cerró y envió a más de sesenta trabajadores a la calle. Adolfo apura ahora sus últimos meses de subsidio de desempleo. En marzo intentará tramitar la prestación para mayores de 52 años y entonces crecerán los problemas. Ahora percibe 626 euros, de los que está obligado a pagar 232 a su ex mujer. Pero en marzo solo cobrará 426 y tendrá que darle el 20% a su ex: «No sé cómo voy a hacer».
Esta semana Adolfo andaba algo indignado con la desafortunada comparación de la subida de la luz con el precio del café: «Si la luz sube lo mismo que un café, ¿las pensiones suben como un azucarillo?», se pregunta. No es extraño, porque su economía es la que nota como un tsunami subidas como la eléctrica y, pese a todo, Adolfo acaba desprendiendo una actitud moderadamente optimista. Hace unos días, por ejemplo, encontró una lavadora: «Iba paseando con el perro y la vi allí, tirada junto a un contenedor. Hablé con un amigo para que me la vigilara mientras iba a buscar un carretillo para llevarla a casa. Cuando abrí el tambor, aún tenía la garantía dentro». Un inesperado regalo de Navidad para él, que ni monta árbol, ni belén, ni prepara cenas de ningún tipo: «No, no. Yo casi nunca ceno. Y en Nochevieja tampoco. Un poco de fiambre tal vez».
Adolfo, que dice haber echado en año y medio «miles de currículos», comparte gastos con un gato y un perro, sus compañías. Y, aunque sigue porfiando por volver a trabajar, el futuro lo ve mal: «En cuanto se acabe el subsidio para los que perdieron trabajo durante estos dos últimos años, aquí se va a armar».
http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2011/01/02/0003_8941136.htm

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